miércoles, 20 de agosto de 2008

"Chile es un estado policial que no respeta las libertades democráticas"

El académico cristiano Hervi Lara, integrante del equipo ejecutivo de la Comisión Etica Contra la Tortura, afirmó que en Chile se está viviendo la lógica de una "guerra preventiva" en la que los jóvenes que protestan por no tener futuro, los estudiantes que se oponen al lucro en la educación, los trabajadores que luchan por un salario digno y los mapuche que exigen la restitución de sus tierras ancestrales han sido declarados enemigos y son objeto de una brutal represión. Se está configurando, agregó, un estado policial similar al existente en tiempos de la dictadura militar
La conferencia de prensa del organismo tuvo lugar en la mañana del 6 de agosto en la flamante sede de la Conferencia de Religiosos CONFERRE, de calle San Ignacio, en Santiago. La Comisión Etica Contra la Tortura, organismo integrado por personalidades de destacada trayectoria en la lucha antidictatorial y por organizaciones cristianas y de derechos humanos, sostuvo que en el país están desapareciendo los indicadores de un sistema democrático: la libertad de expresión y reunión, el respeto a la integridad física y síquica y el respeto a la vida.
Hechos recientes como la represión a los trabajadores del holding Santander Banefe, la expulsión de la estudiante María Música Sepúlveda de su liceo, los constantes casos de torturas y maltratos al pueblo mapuche, y la muerte de dos jóvenes de 26 años Matías Catrileo y Johnny Cariqueo como resultado de la violencia policial en el campo y la ciudad, se citan como fundamentos de esa afirmación. La organización advierte que informará de estos hechos al Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, ya que Chile es signatario de la Convención Contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes.
Policía de mala calidad

Monseñor Alfonso Baeza, actual vicepresidente de Cáritas y ex Vicario de la Pastoral Obrera, que integra la Comisión, denunció que en Chile la tortura se manifiesta a través de la violenta represión que se descarga "cada vez que trabajadores o estudiantes salen a la calle". El sacerdote sostuvo que hay una "mala calidad" de la policía, y reivindicó el uso de la calle como "el único lugar de expresión que tienen los más débiles", recordando que las movilizaciones sindicales de trabajadores de empresas como el Banco Santander, Telefónica y Copec no aparecen en la televisión que sólo informa de crímenes. Agregó además que las condiciones que se viven al interior de las cárceles son de gravísima violencia tanto para los gendarmes como para los presos.
El pastor luterano Helmuth Frenz por su parte, también miembro de la CECT, afirmó que el Estado de Chile y nuestra sociedad están enfermos, porque los mecanismos democráticos no funcionan. Dijo que para los gobernantes ha sido más fácil gobernar dentro de un sistema "casi dictatorial" y por eso han aceptado la herencia pinochetista. Frenz, uno de los fundadores del Comité Pro Paz, nacionalizado chileno por gracia como homenaje a su rol en la defensa de los derechos humanos en dictadura, aseguró: "La parte sana de la sociedad es la que protesta, es la juventud que reclama y el pueblo mapuche ". Deploró al mismo tiempo la criminalización de las demandas de los movimientos sociales. Demandó de las autoridades otro tipo de entrenamiento para los carabineros y reiteró que la calle "es nuestra, es de los ciudadanos libres".
Testimonio de la Hermana Cristina
En representación de la Conferencia de Religiosos, la Hermana Cristina Hoar, recordó los deberes que tienen los Estados respecto del cumplimiento de los Derechos Humanos, y citó párrafos marcados de la Constitución chilena sobre los derechos ciudadanos, interrogándose públicamente: "¿Qué informes hacen los países a Naciones Unidas? ¿Algunas mentiras más o la verdad?"
Dio un emocionado testimonio de la represión vivida cuando caminaba junto a enfermeras en una marcha pacífica por sus derechos y fueron agredidas por un guanaco que lanzó agua tóxica, y llamó a respetar la dignidad y el valor de las personas, incluyendo a los más desfavorecidos, tales como los indígenas que vivían en estas tierras antes que llegaran los colonizadores. Citó palabras de Gandhi sobre el poder del dolor y concluyó clamando "bienaventurados los no violentos".
La periodista Lucía Sepúlveda se refirió a los montajes mediáticos y policiales que se utilizan para aplastar las luchas sociales, remitiéndose al informe elaborado por la Comisión sobre 55 casos de prisión política a luchadores mapuche en el período de la Presidenta Bachelet, en que se relata el abuso de medidas cautelares y prisión preventiva, y la práctica de allanamientos similares a los vividos en dictadura. Recordó la existencia de dos querellas por tortura: de Waikilaf Cadin, y de Elena Varela, condenada sin juicio a través de los medios, que aún permanece en prisión preventiva en una Cárcel de Alta Seguridad sometida a trato inhumano, cruel y degradante.
Los derechos del Niño y Música
El tratamiento dado por la prensa y televisión a la estudiante María Música Sepúlveda fue señalado como otra muestra de la desinformación. Los medios exaltaron una interpretación descontextualizada del episodio del jarro de agua lanzado contra la Ministra, ignorando la violenta agresión policial a que había sido sometida previamente la niña y que era precisamente lo que ella intentó explicar a la Ministra en el inexistente diálogo ciudadano al que fue convocada. También se rechazó la medida de expulsión de la estudiante en un proceso que no respetó los Derechos del Niño, y se hizo un llamado a la Ministra a retirar la demanda judicial entablada contra Música.
Hervi Lara, parafraseando a Monseñor Romero, concluyó el encuentro con la prensa con un solemne llamado: "¡En nombre de Dios, paren la represión!"

Fuente: Lucía Sepúlveda Ruiz www.rebelion.org

lunes, 28 de julio de 2008

Carta mapuche a Ministra Jiménez

Una lluvia de interrogantes y reflexiones provenientes del pueblo mapuche mantiene en "remojo" a la Ministra de Educación, Mónica Jiménez. En carta abierta, la comunidad indígena fustiga a la secretaria de Estado por sus declaraciones en las que "descalifica la causa mapuche". Las opiniones de la autoridad educacional contribuyen a que "los mapuches nos alineemos para exigir su retractación pública o su salida del gabinete", advierte el Consejero Indígena Urbano, José Llancapan Calfucura.

El dirigente mapuche inicia su misiva citando las palabras de Jiménez emitidas a raíz del "jarrazo" de agua que le lanzara la alumna Música Sepúlveda:

"Yo le preguntaría qué pasó antes de la violencia. Qué pasó; por qué anda en la calle desde los 11 años; por qué ella se ha convertido en una activista desde los 11 años. ¿Es eso lo que esperamos de un niño de 11 años?, que ande reclamando como decían ellos, hoy por las ballenas, mañana por la Ley General , pasado mañana por la causa mapuche"

La Ministra de Educación – afirma Llancapan Calfucura- "ha cometido un nuevo desatino que forma parte del accionar del Estado para criminalizar las reivindicaciones del pueblo mapuche. En sus declaraciones contra la joven María Música Sepúlveda ataca - al mismo tiempo- la causa ambientalista, la lucha por una educación competente y no lucrativa y la causa mapuche".

"Una vez más quedan anulados los intentos de un sector del gobierno por generar una actitud de "nuevo trato" y un "Re-conocer" que nunca se cumplen. La ministra ha descalificado en forma global a la causa mapuche. La considera algo "reprobable".

Las expresiones de la mandamás del Mineduc calaron hondo en los sentimientos del pueblo mapuche y podrían desatar un nuevo vendaval porque, "con eso logra que los mapuches nos alineemos para exigir su retractación pública o su salida del gabinete, por agravar la agresividad con que hoy el Estado enfrenta las justas reivindicaciones de los mapuche del campo y la ciudad", asevera el representante.

"La misma persona que el lunes 14 de julio tratara a Música Sepúlveda de "inconsciente", hoy la acusa de exceso de conciencia, ante las causas justas del mundo y del país actual."

Y añade: "Cualquiera debería estar orgulloso de haber formado a una hija que desde los 11 años manifieste una sensibilidad que falta tanto a muchos adultos, especialmente a los que deciden el destino de los habitantes de este país y que han gobernado con total insensibilidad y solo por un espíritu de lucro desmedido y de depredación de la madre naturaleza, de comercio con derechos públicos como la educación y la salud, y, desde luego, despojo contra los pueblos originarios en sus patrimonios territorial, intelectual, cultural".

RACISMO Y NACIONALISMO EN LA EDUCACIÓN
"A todos los escolares de este país se les inculca una mentalidad nacionalista y belicista desde su más tierna edad. Los textos escolares ensalzan los héroes guerreros, manipulando la memoria de nuestros propios antepasados en favor de un discurso racista y nacionalista", afirma el representante mapuche

"A los menores se les inculcan los valores del uso de la fuerza, por lo general por encima de la razón. La sociedad chilena aprueba llevar a sus hijos desde la más tierna edad a ver los desfiles militares y se les alecciona en valores violentistas".

¿Qué puede esperar el Estado si se está formando (a los jóvenes) en una sociedad confrontacional?

"Esto también depende de autoridades como los ministros de Educación, que nunca han acogido nuestras demandas de revisión de los discursos inculcados desde el aula."

"Cuando un hijo de nuestro pueblo, Emilio Antilef, a sus cortos años y en un contexto de dictadura pronunciara poemas en apoyo a nuestra causa, no fue demonizado por autoridades que se supone más antidemocráticas que las que tenemos hoy".

"¿Por qué nuestro pueblo, incluidos sus jóvenes como generación de relevo, no pueden manifestarse, marchar, adherir pacíficamente, sin que se desate una brutal represión en contra de todos?

¿Por qué la violencia normalmente proviene de la autoridad?

"Lo que extraña hoy es la actitud de quien debiera ser la primera educadora del Estado. Los jóvenes están en formación, y su conducta dependerá de lo que observen a su alrededor".

SEÑORA MINISTRA
"Con declaraciones en contra de la causa mapuche, la Ministra está perdiendo el apoyo de nuestros pueblos, y de gran parte de la chilenidad que también ve con preocupación el aumento de la agresividad estatal", puntualiza.

¿Por qué la Ministra no se ha pronunciado sobre el aumento de la delincuencia infantil y juvenil que asola a las poblaciones donde vivimos la gente de trabajo?

¿Por qué no se ha preocupado del aumento de la prostitución infantil, del abuso de menores, de las múltiples adicciones con que jóvenes y niños se evaden de un mundo al parecer organizado en su contra?

"Todos estos graves problemas demuestran la crisis del sistema educacional, que no ha conseguido integrar a las mayorías marginalizadas. Si éstos no son temas de su competencia, tampoco lo son las reivindicaciones de los mapuche y demás pueblos originarios, que levantamos una alternativa de relaciones humanas y formas de vida muy diferentes al individualismo, al exitismo y autoritarismo, al servicio del lucro y la usura".

"Señora Ministra, si su señal ha sido que los padres y madres prohíban a sus hijos e hijas adherir a la causa mapuche, nuestra respuesta será seguir formándolos para que no se dejen asimilar por el sistema inicuo que usted representa y por los antivalores que usted ha demostrado al ser incapaz de enfrentar con sabiduría las movilizaciones de los estudiantes, que reflejan la aspiración de padres, madres e hijos a construir una sociedad con valores mucho más elevados que los que usted encarna."

viernes, 25 de julio de 2008

Fuente: El Clarin

domingo, 27 de julio de 2008

María Música y el H2O


Opinión del Periodista Dauno Tótoro, Sábado 19 de julio de 2008

María Música, estudiante chilena de 14 años de edad, lanzó agua al rostro a la Ministra de Educación Mónica Jiménez cuando la Secretaria de Estado había dado unilateralmente por finalizado un 'encuentro participativo en educación'.

La niña intentó, antes del hecho, buscar explicaciones (de boca de la Ministra) al por qué cuando ella y sus pares y profesores salen a las calles de las ciudades de Chile para demandar una ley de educación que signifique que en el futuro cercano y lejano nuestros compatriotas sean seres humanos y no alienígenas descerebrados, el Estado responda no con argumentos sino con bombas lacrimógenas, aguas urticantes, golpes de palo en las cabezas y patadas de energúmenos contra niños, niñas y maestros de escuela.

La Ministra que presidía el eufemístico 'encuentro participativo' no contestó. Sus guardaespaldas suspendieron la cita. Lo de la niña, abrumada por el silencio y la indiferencia a modo de única y bastarda respuesta, es un argumento. Simbólico, pero tremendo argumento. 'Era como hablarle a la pared', dijo María Música horas más tarde al explicar su acción.

La Presidenta de Chile destacó el hecho como un 'acto antidemocrático'. El vocero del Gobierno y otras autoridades describieron el suceso como 'magnífica demostración de la incapacidad de diálogo de los estudiantes de Chile'. Otras personalidades públicas sugirieron de inmediato la expulsión de la alumna de su escuela, el traslado del caso a tribunales de justicia. La quieren castigar. Uno que otro estará pensando en colgarla del palo mayor o en lanzarla cerro abajo, para escarmiento y ejemplo. Antes abusaron de ella (ha estado cuatro veces detenida y ha quedado registro de sus hematomas en brazos y piernas) como han abusado de sus adolescentes pares con el guanaco, el zorrillo, la luma, el bototo, el silencio, la indiferencia, la sorna… pero, por encima de todo, con la tonta y vana convicción de que por ser chicos son nada y que están solos. Somos todos chicos y estamos todos solos.

Tengo una hija de la misma edad que la estudiante del jarro de agua, y un hijo de quince años. Hay otra de dos años que aún no ha sido bautizada por el lanza aguas. Sería el colmo. El de 15 ha llegado a casa mojado y asustado luego de cada manifestación pingüina. Y al día siguiente parte otra vez. Claro, cada vez que va, en casa quedamos con los dientes apretados. Debe ser porque algunos padres de mi generación tenemos experiencia respecto de lo que se arriesga.

De eso quiero hablar: conocí a la Ministra Jiménez. Sé de lo que estoy hablando.

Mucho antes de que la niña del jarro de agua naciera, en aquel ahora lejano 1986, fui expulsado de la Universidad Católica de Chile por participar activamente en el movimiento estudiantil que se agitaba en busca de democratizar la Universidad y el país. A sólo un semestre de terminar mi carrera, el Consejo de Rectores, por recomendación del por entonces mandamás de la PUC, Juan de Dios Vial Correa, decretó mi alejamiento de las aulas universitarias… las de la PUC y las de cualquier otra universidad del país… para siempre.

Se armó tremendo escándalo pues este 'peligro para la convivencia académica' era dirigente de la FEUC, Consejero Estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.

Fue entonces que entró al baile la señora Mónica Jiménez, en aquella época Presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior de esa casa de estudios, sitio en el que coincidía regularmente conmigo, para su desgracia y la de las demás autoridades pontificias.

Haciendo demostración de su 'espíritu democrático y profundas convicciones católicas', propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, nuestra actual Ministra de Educación, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, 'igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días'. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. 'Firma este documento', me sugirió, 'y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto'.

Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez, la misma que hoy se reúne con los estudiantes secundarios y los profesores en jornadas de ''encuentros participativos en educación'. Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar.

María Música, por mí y por todos mis compañeros

María Música, por mí y por todos mis compañeros.

Dauno Tótoro Taulis.